Una de las cuestiones que gente del vino con quienes he conversado siempre me recuerdan es el poder de éste para convertirse en un elemento de afecto y cercanía entre las personas. A diferencia de otros licores que parecen invitar de manera rápida a la embriaguez y al disfrute solitario, el vino ofrece un entusiasmo moderado y paulatino, a la par que estimula la conversación y el intercambio.
Hoy, cortesía de Carlos Carmona, y durante una reunión del grupo de lectura Sírculo, degustamos esta botella que, aunque es difícil creer, es producto de la misma bodega que hace el Gato Negro: Viña San Pedro.
Tiene un color rojo brillante -caoba, diría Carlos- que comienza a prever el 10% de cabernet sauvignon que tiene en su composición. Su nariz es de frutas rojas, aunque por momentos el componente alcohólico parece demasiado marcado, antes de dar paso a toques ahumados, propios del paso por madera.
En boca hay fresas y frambuesas, cuerpo medio y un final modesto, pero agradable.
Si se toma en cuenta que lo disfrutamos conversando de literatura, creo que se lleva algunos puntos extra.
50 puntos base
4 color y apariencia general
13 aroma y bouquet
13 sabor y final
5 Calidad general
Total: 85 puntos
1 comentarios:
Qué maravilla de nota, Jesus.
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