viernes, 9 de abril de 2010

Vino con sabor venezolano:del sueño al hecho

(via el nacional)

La producción de uvas en Venezuela está prácticamente concentrada en los estados Lara y Zulia, que en conjunto suman 330 hectáreas de siembra de este fruto, y las proyecciones indican que irá en aumento en los próximos cuatro años cuando se espera que lleguen a 350 hectáreas, gracias a los proyectos de expansión que lleva adelante Empresas Polar a través de Bodegas Pomar.

Hasta mediados de los años ochenta, las siembras de uvas en el país eran para la variedad de mesa, que son más gruesas, de mayor pulpa, poco jugo y con bajo contenido de azúcares, si se compara con las que se requieren para la producción vinícola, que son de menor tamaño y más líquido.

A mediados de los años cuarenta y durante los cincuenta del siglo XX, con la llegada de inmigrantes de Italia, España y Portugal se intentó llevar adelante la cosecha de la planta de uva de vino propia de esos países y se mencionan experiencias en San Juan de los Morros, Villa de Cura, y en Valencia.

Vale mencionar que los nombres de urbanizaciones emblemáticas de la capital del estado Carabobo como La Viña y El Viñedo deben su nombre a esas siembras. Sin embargo, no hubo avance hasta que se concretó el proyecto de Pomar, junto con Martell de Francia y el Instituto de la Uva de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, que impulsó los estudios en el valle de Altagracia, próximo a la población de Carora, donde estaban las condiciones para la uva de vino.

"No existe otra zona en el país donde se pueda dar la uva de vino porque se requieren zonas áridas y altas, como las de Altagracia, y también en otras poblaciones del estado Lara como El Tocuyo, Quibor y Humocaro", explica Guillermo Vargas, enólogo de Bodegas Pomar.

"Hay otras regiones, Falcón y Sucre, e incluso la isla de Margarita, donde podrían darse sólo uvas de mesa porque son terrenos áridos pero bajos", agrega el experto.

Las cifras reflejan que la actividad vinícola nacional permitió que las siembras de este fruto, en 20 años, se duplicarán y en la actualidad la proporción entre uva de mesa y vino guarda una relación entre 55% y 45%, respectivamente, con respecto a la producción total que está por el orden de 5.700 toneladas al año.

Frente a Chile


La labor de Pomar ha ido asociada a un repunte del consumo de vino, que en 2009 alcanzó el récord de 900.000 cajas, según cifras preliminares. Este volumen incluye importaciones principalmente de Chile, más producción nacional que suma 65.000 cajas. Hasta 2008, se había alcanzado un promedio de 700.000 cajas anuales.

"El crecimiento del consumo de vino no implica un repunte similar en la viticultura nacional", expresa Gabriel Machado, director del área de vinos de Empresas Polar. "Una de las ventajas que ha tenido Chile en Venezuela es la posibilidad de usar el convenio Aladi, lo que les ha permitido tener acceso al dólar oficial de 2,15 bolívares", agrega.

Esta situación ha favorecido que los precios de los vinos chilenos hayan permanecido competitivos frente a los europeos y nacionales, pero el comportamiento muestra una oportunidad para los productos nacionales toda vez que en la actualidad no se están otorgando dólares oficiales ni siquiera a la tasa de 4,30 bolívares por dólar.

(las fotos de Guillermo Vargas y de Viña Altagracia son de los amigos del Club Amantes del Vino)

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