martes, 3 de agosto de 2010

Fuimos, vimos y bebimos: Primer tuityvinos en Panamá

Durante mi experiencia de 10 años como docente he concluido que, en mayor o menor medida, cada taller es la gente que lo conforma, ni más ni menos. Uno pone sobre la mesa un programa, unos contenidos, algunas intenciones, pero son las personas quienes terminan de modelar la actividad.

Es lo mismo que habíamos venido experimentando en el primer y el segundo Tuityvinosccs, en los cuales pusimos la idea y fue las personas las que pusieron una atmósfera formidable para conversar, conocernos y compartir con un protagonista excluyente: el vino.

Ayer, cuando nos lanzamos a la experiencia en Ciudad de Panamá de armar el Primer Tutyvinospty nada cambió: fueron los participantes los que se regalaron a sí mismos una velada de más de 4 horas de disfrute de vinos muy diferentes en carácter pero todos disfrutables dado el contexto apropiado. Por eso, por la gente, tuityvinos es tuityvinos donde se monte.

Buscando la curiosidad del panameño

Es muy fácil predicarle al converso. Al que ya sabe de vinos porque en su casa, por decisión personal o cualquier otra circunstancia se trataba de un elemento que lo rodea. Y, por supuesto, en el otro extremo se encuentran los amantes empedernidos de cervezas y destilados, para quienes el país del vino se encuentra a muchos kilómetros de distancia.

Entonces, ¿quién queda en el medio? Desde estos días me gusta definirlo de la siguiente manera: el curioso. El aficionado que no sabe en profundidad pero se entusiasma fácilmente, para quien el protocolo del vino es cosa de profesionales y no necesariamente lo sigue al momento de disfrutar sus botellas, el que compra vino en el supermercado para el almuerzo del día pero también puede guardar algunas botellas porque sabe que pueden beneficiarse de la guarda, el que sabe que sólo probando y preguntando se aprende.

Y eso fue lo que comencé a descubrir de un buen número de aficionados panameños: su curiosidad. Sin preocuparse por la clasificación de 1885 de Burdeos o por la forma como Michel Rolland ha cambiado para siempre el mundo del vino, prueba botella tras botella. Y anota o registra en su memoria las impresiones, las comparte, trata de recomendar sus favoritos y escuchar las recomendaciones de sus compañeros.

Por eso, como ningún otro, el Tuityvinospty, el primero, fue una actividad para descubrir el vino, para aprender acerca de él y, sobre todo, para conocernos, que Caracas apenas queda a dos horas y con Twitter y Facebook estamos siempre en contacto. En ese espíritu nos reunimos.

Brindis a la venezolana

Desde muy temprano, Chris Fawcett (@ChrisFaw) ya se encontraba en la sede del Tuityvinos, Rino's Ristorante. Llegamos y la sala estaba casi vacía y nuestra mesa reservada, con las copas listas para lo que, me pareció, pensaron en el restaurante sería una jornada de un par de vinos. No imaginaban que tendrían que utilizar casi todas sus copas y lavarlas un par de veces para poder con nosotros.

Puse a enfriar el Brut Nature Reserva Especial de Pomar, el primero de los tres vinos venezolanos que servimos en la noche. Y comenzó la gente a llegar, @MonoSG que ya estaba comiendo en el restaurante hasta @LurysHorna quien, desde el comienzo, preguntaba y preguntaba para tratar de conciliar su conocimiento nutricional del vino con la parte más hedonística.

Servido el vino tuvimos el placer de mostrar que Viña Altagracia es realmente uno de esos pocos lugares en el mundo en los que el vino es una realidad, impresión que se confirmó con el Frizzante Pomar. Fueron los blancos para entrar en materia. Después vendrían los pesos pesados.

Velada de vino tinto

Siempre es un reto organizar los vinos que los participantes llevan a los tuityvinos pero, con gusto, comenzamos con el merlot Sendero de Concha y Toro y terminamos con el tercer vino venezolano, el Petit Verdot de Pomar, que dejó a todos impresionados por su cuerpo.

En el camino nos encontramos con notas altas como el Ben Marco Cabernet Sauvignon, el Casillero del Diablo Reserva Privada y el Gran Malbec de Joffré e hijas. Pero también participaron otros chilenos, franceses y australianos. Oferta variada para todos los gustos.

Pero, lo más emocionante, fue cuando el amigo Dionisio Guerra (@DionisioGuerra), que llego presentándose como un novato, ya al final distinguía algunas de las caracteristicas que diferenciaban los vinos y podíamos comentarlo.

La realidad era que probábamos cada vino, lo comentábamos, pero, con un afán casi infantil, ya estabamos desesperados por tener la próxima copa. Los sabores desde las fresas muy jóvenes hasta las complejidades del chocolate y el cuero lograban que captáramos la atención del personal de salón del restaurante y las miradas de los otros comensales.

Al final de la jornada, hasta el propio Rino Tamburrelli, se acercó para compartir una copa del petit verdot. Y vino la rifa en la que, con pequeños detalles que trajimos de Venezuela y algunos otros que Fernando Jaén (@ferojaen) en nombre de Felipe Motta, compartió con los asistentes.

¡Hasta tequeños hubo para terminar la jornada de parte de un paisano!

Preparándonos para una segunda tanda

Hubo detalles, no había manera de controlarlo todo a control remoto. Pero el ambiente y la gente estuvo y eso nos da fuerza y convicción para un segundo tuityvinospty que ya proyectamos para dentro de un par de meses. Y, sobre todo, el empeño de alguien como Chris Fawcett quien, desinteresadamente, llevó sobre sus hombros la parte operativa del evento. Todos los méritos y el reconocimiento para él.

Por eso, Dios mediante, antes de que este 2010 termine tendremos un 3er Tuityvinosccs y un 2do Tuityvinospty porque, realmente, estos son los momentos que la memoria va coleccionando y con los que, en los días menos afortunados, apareciendo sin avisar nos sacan una sonrisa.

¡Salud!

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